ROMA (CNS) — Dios sufre y se aflige cuando aquellos que profesan creer en él no aman a las personas que él ama y no trabajan por la justicia que él desea, dijo el Papa Francisco.

“Dios sufre cuando nosotros, que nos decimos ser fieles suyos, anteponemos nuestra visión a la suya; seguimos los criterios de la tierra antes que los del cielo, conformándonos con la ritualidad exterior y quedándonos indiferentes delante de aquellos que más le importan a Él”, dijo el papa en su homilía el 25 de enero en un servicio de oración vespertino ecuménico.

Representantes ortodoxos, ortodoxos orientales, anglicanos y protestantes se unieron al papa en la Basílica de San Pablo extramuros de Roma para las vísperas de cierre de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Los miembros del Consejo de Iglesias y Religiones de Ucrania se unieron a los líderes religiosos, en su mayoría con sede en Roma, para el servicio.

El Dicasterio del Vaticano para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias confiaron los preparativos de la semana de oración de 2023 a un grupo convocado por el Consejo de Iglesias de Minnesota.

Reconociendo las “injusticias cometidas en el pasado respecto a los pueblos indígenas y contra los afroamericanos en nuestros días”, dijo el Papa Francisco, el grupo escogió como tema de la semana “Haz el bien, busca la justicia” de Isaías 1:17.

Ante “diversas formas de desprecio y racismo; frente a la comprensión errónea e indiferente y a la violencia sacrílega, la Palabra de Dios nos amonesta: ‘¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho!’”, dijo el papa. “No es suficiente denunciar; es necesario también renunciar al mal, pasar del mal al bien”.

“La amonestación, por tanto, está encaminada a nuestro cambio”, dijo.

En la época de Isaías, e incluso hoy, dijo el papa, “se había difundido la tendencia — lamentablemente siempre actual — de considerar que los bendecidos por Dios eran los ricos y aquellos que hacían muchas ofrendas, despreciando a los pobres. Pero esto es malinterpretar completamente al Señor. Jesús llama bienaventurados a los pobres, y en la parábola del juicio final se identifica con los que tienen hambre, los que tienen sed, los que están de paso, los necesitados, los enfermos y los encarcelados”.

Más aún, dijo el Papa Francisco, Dios se ofende por la “violencia sacrílega”, la violencia de destruir a otra persona, hecha a imagen y semejanza de Dios.

“Podemos imaginar con cuánto sufrimiento ha de presenciar guerras y acciones violentas realizadas por quien se profesa cristiano”, dijo el papa.

Con todo el conocimiento que tiene la gente de espiritualidad y teología, dijo, “no tenemos excusas” para creer que Dios querría que la fe se usara para dañar a otro.

“Sin embargo, todavía hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes”, dijo el papa.

En fidelidad a Dios, dijo, “hemos de oponernos a la guerra, a la violencia y a la injusticia en todo lugar donde se insinúen”.

El Papa Francisco rezó para que San Pablo “nos ayude a cambiar, a convertirnos; que nos dé un poco de su valentía indómita”.

Ese coraje es necesario para continuar en el camino hacia la plena unidad de los cristianos, dijo, y para vencer las tentaciones de ser impacientes o de concentrarse sólo en las necesidades de la propia iglesia.