Cómo criar a tus hijos para que sean adultos fieles a su fe?

| 08/27/2024

By: Our Sunday Visitor

A pesar de que esta pregunta se repite con frecuencia, nunca deja de ser doloroso escucharla

Students sing on stage during vacation Bible school at St. Mary Church in East Islip, July 17, 2024.
Students sing on stage during vacation Bible school at St. Mary Church in East Islip, July 17, 2024. Parish-based vacation Bible schools traditionally provide children with opportunities to deepen their faith while having fun during the summer. (OSV News photo/Gregory A. Shemitz)

“Lo hice todo”, explicó Carli, madre de cuatro hijos adultos que han dejado de practicar su fe católica. “Íbamos a Misa en familia. Nos sacrificamos para enviarlos a una escuela católica, asistieron a grupos juveniles. Hicimos todo lo que creíamos que debíamos hacer. ¿Qué salió mal?”

Es una de las preguntas más comunes que nos hacen los oyentes de nuestro programa de radio y los que buscan orientación pastoral con nosotros. Y a pesar de que esta pregunta se repite con frecuencia, nunca deja de ser doloroso escucharla.

La Iglesia católica se enfrenta a una crisis espiritual. Según un estudio reciente, solo el 15% de los niños criados en hogares católicos llegarán a ser adultos católicos fieles a su fe. La manera convencional de educar a los niños en la fe católica no funciona, pero hasta hace poco, nadie sabía qué hacer en cambio. Como resultado, hemos seguido dando a los padres los mismos consejos de siempre: ir a Misa, enviarlos a una escuela católica y a la pastoral juvenil, y rezar para que todo vaya bien. Luego, cuando esto falla en el 85% de los casos, culpamos al “libre albedrío” de nuestros hijos. Por supuesto, eso es cierto hasta cierto punto. No podemos obligar a nuestros hijos a ser adultos fieles. Pero ese argumento no sirve de consuelo, y los padres necesitan respuestas más efectivas.

Para ofrecer mejores respuestas, The Peyton Institute for Domestic Church Life (el Instituto Peyton para la Vida de la Iglesia Doméstica), un apostolado de Holy Cross Family Ministries, colaboró con el Center for Applied Research in the Apostolate (Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado). Juntos crearon el Future Faithful Families Project (Proyecto Familias Fieles del Futuro). En primer lugar, analizamos datos de la Global Social Survey (Encuesta Social Global), una muestra representativa de 2.600 estadounidenses, para identificar las características generales de las familias que lograron criar hijos adultos fieles a su fe.

Lo más importante fue identificar familias católicas que consiguieron que todos sus hijos siguieran practicando su fe en la adultez, y entrevistamos tanto a los padres como a los hijos adultos de esas familias. Descubrimos que, si bien la asistencia regular a Misa, la educación católica, la pastoral juvenil y la participación parroquial eran importantes, estas familias lo veían como un complemento a la manera en que vivían su fe en el hogar.

En relación a esto, quiero hacer una aclaración importante. Cuando la gente nos escucha hablar sobre la importancia de vivir la fe en casa, a menudo imagina que estas familias están siempre rezando y que, de alguna manera, son inmunes a las presiones del mundo real. Eso no es cierto.

Si bien las familias que lograron criar a todos sus hijos para que fueran adultos practicantes rezaban con regularidad en familia (por lo general, alguna oración por la mañana, a la hora de comer o antes de dormir), ese no parece haber sido el factor principal de su éxito. Lo que realmente marcó la diferencia fue una dinámica familiar en la que la fe era percibida como la fuente de calidez en el hogar. Los hijos de estas familias vivieron su fe como algo que los unía, tanto en los buenos como en los malos momentos.

Por supuesto, estas familias se enfrentaron a los mismos desafíos y conflictos que todas las demás familias. Sin embargo, sentían que la oración les ayudaba a abordar estos problemas de una manera que fomentaba mejores conversaciones y relaciones más sólidas.

Dado que estas entrevistas eran subjetivas, quisimos validar las respuestas proporcionadas por los participantes. Para ello, les pedimos que completaran tres pruebas estandarizadas que evaluaban las relaciones saludables, el compromiso religioso (es decir, el grado en que vivían su fe en la vida cotidiana) y sus actitudes hacia Dios. Estas familias obtuvieron las puntuaciones más altas en estas pruebas, lo que indica relaciones muy saludables, una fe que es puesta en práctica y una relación sana con Dios.

Entonces, ¿estas familias simplemente tuvieron suerte en el aspecto espiritual? Pues no. La buena noticia es que las prácticas de estas familias se pueden enseñar a cualquier otra. Además, otras investigaciones sugieren que cuanto más le cuesta a una familia ser feliz, saludable o santa, más puede beneficiarse al adoptar los hábitos que estas familias practican, los cuales se agrupan en tres categorías: relaciones, rituales y apoyo mutuo.

En general, las familias que lograron criar a todos sus hijos en la fe hasta la adultez fueron muy conscientes de la importancia de programar tiempo en familia y no permitir que las actividades extracurriculares interfirieran con momentos como las comidas en familia, un día dedicado a estar juntos u otros rituales importantes durante la semana. Estas familias permitían que sus hijos participaran en actividades siempre que estas enriquecieran, en lugar de competir con, la vida familiar.

En segundo lugar, estas familias eran muy afectuosas. Los participantes a menudo describían la dinámica familiar como “de mucho contacto físico y abrazos”.

Además, estas familias practicaban la disciplina positiva. Y establecían reglas para fomentar el buen comportamiento, pero sin avergonzar a sus hijos por sus errores ni recurrir a castigos severos. En lugar de eso, veían los malos comportamientos como oportunidades para enseñarles a manejar mejor sus emociones o situaciones difíciles. Y cuando los padres no sabían cómo responder de inmediato a las preguntas o problemas de sus hijos, trabajaban juntos para encontrar una solución. Los hijos adultos entrevistados mencionaron que se sentían “escuchados” en lugar de “regañados”.

En general, estas familias sentían que estas prácticas les ayudaban a compartir el amor de Dios entre ellos.

Las familias que participaron en este estudio tenían rituales familiares sólidos. Trabajaban, jugaban, conversaban y rezaban juntas regularmente. Aunque cada miembro tenía sus tareas individuales, también dedicaban tiempo a trabajar en equipo, ya sea lavando los platos, limpiando la casa, haciendo tareas de jardinería o realizando proyectos especiales.

Además, se esforzaban por encontrar momentos para divertirse juntos con frecuencia. Comentaron que usaban menos las pantallas en comparación con otras familias que conocían. En lugar de eso, jugaban y realizaban actividades en familia, y aunque no siempre era posible todos los días, lo hacían al menos una vez a la semana.

También se tomaban el tiempo para hablar sobre temas importantes, por ejemplo, sobre cómo sentían la presencia de Dios en sus vidas o cómo podían cuidarse mejor mutuamente. Programaban comidas en familia, reuniones, citas entre padres e hijos y otros momentos para poder tener conversaciones significativas.

Por último, rezaban juntos de manera habitual. Muchas de las familias que participaron en el estudio mencionaron que rezaban una oración breve por la mañana, a la hora de comer y antes de dormir, y que también rezaban el Rosario en familia. Sin embargo, según las entrevistas, estas familias no veían la oración como algo que deba hacerse en momentos específicos del día. Por el contrario, encontraban pequeñas formas de integrar a Cristo en su vida diaria, pidiéndole ayuda a lo largo del día, agradeciéndole por las bendiciones recibidas y buscando discernir la voluntad de Dios en decisiones tanto grandes como pequeñas.

Asimismo, estas familias buscaban la forma de ayudar a los demás. Fomentaban los buenos modales en casa y con desconocidos. A veces, cortaban el césped del vecino o despejaban la nieve de su entrada simplemente por cortesía. También cocinaban juntos para llevarle comida a un vecino enfermo. Algunos participantes mencionaron que acogían a familias de refugiados o recibían a niños en adopción temporal, y muchos hablaban sobre cómo ahorrar dinero en familia para destinarlo a causas solidarias. Estas familias comprendían que Dios las llamaba a ayudar a los demás con gestos tanto grandes como pequeños.

En conjunto, llamamos a las prácticas que estas familias llevan a cabo “la Liturgia de la Vida en la Iglesia Doméstica”. Este enfoque abarca 12 prácticas que tienen el poder de transformar a familias comunes, que a menudo enfrentan desafíos, en iglesias domésticas dinámicas, verdaderos faros del amor y la gracia de Dios en un mundo herido.

A pesar de que este tipo de prácticas suelen pasar desapercibidas, están convirtiéndose en algo cada vez más contracultural. En las capacitaciones que hemos realizado, tanto ministros familiares como padres han expresado la necesidad de apoyo para vivir plenamente estos hábitos.

Es por eso que mi ministerio, the Pastoral Solutions Institute (el Instituto de Soluciones Pastorales) y los Holy Cross Family Ministries (Ministerios de la Familia de la Santa Cruz) colaboraron para crear la aplicación CatholicHOM (Hogares en Misión) que ofrece a los usuarios acceso diario a asesores en crianza católica y una amplia variedad de recursos, como actividades que se pueden descargar, videos de capacitación, podcasts para padres católicos, así como una comunidad de familias que se apoyan mutuamente para llevar a cabo este plan.

La buena noticia es que hay familias que están criando hijos católicos comprometidos, y cualquier familia puede adoptar sus prácticas para enriquecer su vida familiar con más fe, amor, alegría y bienestar. Por supuesto, no hay garantías, pero estudios como el Future Faithful Families Project (Proyecto Familias Fieles del Futuro) proporcionan pruebas sólidas de que podemos hacer mucho para inclinar la balanza a favor de un futuro más lleno de fe.

La Misa, costumbre en Colombia, fue celebrada por un sacerdote colombiano visitante.

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Armando Machado

The Mass, a custom in Colombia, was celebrated by a visiting Colombian priest.

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Armando Machado

02:30
El Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Nueva York celebrará el Mes de la Herencia Hispana con una Misa en español en 6 de octubre en la Catedral de San Patricio.

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Fernanda Pierorazio

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