Los cristianos adoptaron este símbolo para representar la resurrección de Jesucristo: del huevo “muerto” surge una nueva vida, del sepulcro surge la vida resucitada de Jesús

Mucho antes del cristianismo, el huevo ya era símbolo de vida, fertilidad y renovación. En muchas culturas antiguas (como la egipcia, la persa o la romana), la llegada de la primavera se celebraba con rituales que incluían huevos, ya que estos simbolizaban el renacimiento de la naturaleza tras el invierno.
Los cristianos adoptaron este símbolo para representar la resurrección de Jesucristo: del huevo “muerto” surge una nueva vida, del sepulcro surge la vida resucitada de Jesús.
Durante la Cuaresma, especialmente en la Edad Media, los cristianos no comían carne, leche ni huevos. Al llegar el Domingo de Pascua, se celebraba el fin de ese ayuno. Los huevos, que se habían guardado durante ese tiempo, se cocían para conservarlos y luego se comían como parte de la celebración.
Así es como se convirtieron en símbolo de la resurrección de Jesús, ya que representan una nueva vida que nace de algo aparentemente inerte.
Representan la vida nueva y la resurrección de Cristo. Son un símbolo de alegría y celebración tras el ayuno de Cuaresma.
Su decoración y entrega forman parte de una tradición cultural y religiosa que celebra la Pascua. Los huevos de chocolate son una costumbre más moderna (siglos XVIII-XIX), popularizada en Francia y Alemania, y luego adoptada ampliamente.
Aunque el chocolate no tiene un valor religioso en sí mismo, los huevos de chocolate mantienen el simbolismo de la vida y la celebración de la Resurrección de una manera festiva y accesible, especialmente para los niños.
Los huevos de Pascua en América Latina y España
En México, la Semana Santa y la Pascua son días religiosos muy importantes y se honran con procesiones, representaciones de la Pasión de Cristo y mucha participación en las iglesias. El enfoque es más espiritual y litúrgico que lúdico, por lo que los huevos de Pascua no son una tradición popular o típica mexicana. Existe una divertida tradición local: los cascarones, que son cáscaras de huevo vacías llenas de confeti, se rompen en la cabeza de alguien como símbolo de alegría.
En España, la Semana Santa es una de las celebraciones religiosas más intensas y tradicionales del año. Se organizan procesiones espectaculares en muchas ciudades como Sevilla, Málaga o Valladolid. Al igual que en México, el enfoque está en lo litúrgico y cultural-religioso, más que en lo lúdico o comercial. Y si bien allí los huevos de Pascua no son una tradición española propiamente dicha, en Cataluña, por ejemplo, es típico que los padrinos regalen la “Mona de Pascua” a sus ahijados. Se trata de un pastel (a veces con huevos duros o de chocolate) que simboliza la resurrección y la alegría de la Pascua.
En Argentina, la celebración está muy centrada en la religión, pero también se regalan huevos de chocolate y roscas de Pascua, un pan dulce decorado con crema pastelera y cerezas, y una figura de plástico o cerámica del niño Jesús.
En Colombia la Semana Santa es muy solemne. Algunas ciudades como Popayán tienen procesiones hermosas y fueron declaradas parte del patrimonio cultural. Mientras que, en otras zonas, también se ha introducido el conejo de Pascua y los huevos de chocolate para los más pequeños.
En Estados Unidos, los huevos de Pascua tienen su mayor expresión popular y visual. Se organizan los famosos “Easter Egg Hunts” (búsquedas de huevos): los niños buscan huevos de plástico rellenos de dulces, escondidos en jardines o parques. También es común regalar o intercambiar huevos de chocolate, conejitos, y cestas llenas de dulces.