El padre Gabriel Romanelli describe a los palestinos que vuelven a los escombros

(OSV News) — Se respira un momento histórico en todo Oriente Medio, donde miles de personas se reunieron el 11 de octubre en Tel Aviv, Israel, para la última concentración masiva antes de la liberación de los rehenes, prevista para el 13 de octubre, y decenas de miles de palestinos comenzaron a regresar a sus hogares en el norte de la Franja de Gaza.
Pero esos palestinos han regresado para encontrarse con que solo quedan escombros, y el padre Gabriel Romanelli, párroco de la única iglesia católica de la ciudad de Gaza, afirma que todo el enclave ha sufrido un “tsunami” de destrucción.
Cientos de camiones de ayuda humanitaria salieron lentamente de una gigantesca cola en el paso fronterizo de Rafah hacia Gaza en la madrugada del 12 de octubre, un territorio agotado, hambriento y arrasado tras una guerra de dos años que comenzó después de que Hamás, el grupo militante palestino que gobierna Gaza, llevara a cabo un ataque sorpresa contra Israel, matando a 1.200 personas en masacres perpetradas en comunidades del sur de Israel el 7 de octubre de 2023. La guerra que siguió ha causado la muerte de unos 67.000 palestinos y 170.000 heridos, en su gran mayoría civiles.
Al mismo tiempo, en el Vaticano, el Papa León XIV pidió a los beligerantes que depusieran las armas ante la estatua original de Nuestra Señora de Fátima.
“Desarma la mano y, antes aún, el corazón. Como ya he mencionado en otras ocasiones, la paz es desarmada y desarmante”, dijo el Papa León. “No es disuasión, sino fraternidad; no es ultimátum, sino diálogo. No llegará como fruto de victorias sobre el enemigo, sino como el resultado de sembrar justicia e intrépido perdón”.
En un video del 11 de octubre, grabado mientras el Papa colocaba una rosa dorada en un pequeño jarrón al pie de la estatua de Nuestra Señora de Fátima y rezaba en silencio antes de comenzar la vigilia de oración, el padre Romanelli dijo: “Hoy rezamos unidos al patriarca Jerusalén y al Santo Padre y a todos los cristianos del mundo, y ofrecemos penitencia, sacrificio, ayuno por la paz, especialmente rezando el Rosario y la Misa”.
El presidente Donald Trump iba a visitar Israel el 13 de octubre para dirigirse al parlamento israelí, la Knéset, y reunirse con las familias de los rehenes. Posteriormente, volará a la ciudad turística de Sharm el-Sheikh, en el Mar Rojo, Egipto, para presenciar la firma del acuerdo de paz entre Israel y Hamás, junto con los demás garantes del acuerdo de paz de Gaza.
Se espera que líderes y ministros de Asuntos Exteriores de Alemania, España, Francia, Reino Unido, Italia, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Turquía, Arabia Saudí, Pakistán e Indonesia participen en la cumbre organizada por el presidente egipcio, Abdul Fatah el-Sissi.
El acuerdo de paz llega en un momento en que la población de ambos bandos ha expresado su agotamiento a causa de la guerra: los israelíes esperan ver a sus seres queridos, entre ellos los 20 rehenes restantes que, según se dice, siguen vivos, y los palestinos, abrumados por la magnitud de la muerte y la destrucción en Gaza. Ofir Braslavski, padre del rehén de 21 años Rom Braslavski, que será liberado el 13 de octubre, dijo a CNN: “Cada segundo parece eterno; solo estamos esperando el momento en que nos llamen, a Re’im (el punto de encuentro) y luego al hospital”.
Mientras tanto, una mujer palestina, camino a su casa, declaró al medio de comunicación el 12 de octubre: “La magnitud de la destrucción es indescriptible”.
El padre Romanelli, quien resultó levemente herido en una pierna durante el ataque militar israelí contra el complejo parroquial de la Sagrada Familia el 17 de julio, intentó describir con palabras la magnitud de la tragedia de Gaza.
“Lo que ha pasado acá es algo análogo, algo parecido a un tsunami”, dijo en un video publicado en sus canales de YouTube y redes sociales.
“¿Se acuerdan cuando hemos visto las fotos, las imágenes muchas veces en directo del tsunami? ¿Cómo quedaba todo Absolutamente triturado, ¿no? Literalmente es así” en Gaza, dijo el 11 de octubre.
“Hay barrios enteros que es así y en todos los barrios hay muchísimas casas que es así”, dijo. El sacerdote católico añadió que, al igual que con un desastre natural existe el temor de olas posteriores, el mismo sentimiento se palpa entre los palestinos. “Uno tiene temor a que haya, a que haya otras olas que vengan y ese temor está. Es decir, está el temor de que vuelva la guerra, está el temor de que las partes no los respeten, incluso aquellos que se han comprometido”, dijo el padre Romanelli.
Añadió que el acuerdo de paz es una clara señal de que “hay algo que ha cambiado” y que “en general están todos hartos de la guerra”.
“Por primera vez en al menos en muchos años, muchos países que incluso no están de acuerdo en política, política exterior, política interna y en y en muchas ideas, incluso ideologías se han puesto de acuerdo en decir que tienen que, además de la libertad, la liberación de los rehenes y de prisioneros, que hay que reconstruir Gaza, que la gente tiene que vivir en su tierra, que los palestinos pueden vivir aquí en la Franja … es algo absolutamente esencial”, dijo.
El padre Romanelli afirmó que la gran pregunta ahora para la disminuida comunidad católica palestina en Gaza –de la cual unas 500 personas se refugiaron en la parroquia de la Sagrada Familia– es: “Bueno, ¿y ahora qué hacemos? ¿Cómo hacemos?”, ahora que se ha alcanzado el acuerdo de paz inicial.
Desde “el punto de vista espiritual, nosotros hemos tratado siempre de ayudarlo y seguir ayudando, de rezar, de darles ánimo”, dijo el padre Romanelli. Destacó que los sacerdotes y religiosos de la parroquia asistían a los fieles “celebrando la liturgia, la oración, la adoración, estando siempre dispuestos para la dirección espiritual, para la confesión, para los grupos”. Lo hacían, aunque pudiera ser muy difícil, “porque nosotros mismos nos encontramos en el mismo, en el mismo lugar, entonces a veces uno mismo … no tiene fuerza”.
“Pero Dios siempre nos ha ayudado y nos ayuda… y nos ha de ayudar también en el aspecto moral, es decir, dando ánimos. Ahora es algo quizás lo principal, porque se encuentran todos estos días, las personas van yendo donde estaban sus casas”, dijo el párroco.
“Incluso algunos que todavía sabían que quedaban sus casas o parte de sus casas ahora han regresado y han encontrado nada”, añadió.
Muchas preguntas siguen siendo urgentes, dijo el sacerdote, desde cómo se gobernará Gaza, cómo se distribuirá la ayuda humanitaria, hasta “la reconstrucción, limpiar las calles, topadoras, el diésel, la gasolina… el servicio eléctrico, servicio de agua potable, la posibilidad de ir al mar”, añadió.
El sacerdote señaló que “a veces la única agua que posee el agua de mar para todo, para sus necesidades, para cocinar, para asearse”. Dijo que, hasta el 11 de octubre, no estaba claro si a la gente se le permitía siquiera acercarse a la costa.
Dijo: “Se nota en la expresión de la gente dolor. Hay muchísimo la cantidad de huérfanos que hay en todos lados, la cantidad de padres sin hijos”. Pero dijo que aún conservaba la esperanza de que “con la ayuda de Dios y de tantos hombres y mujeres de buena voluntad… esto podrá seguir adelante”.
“Y así como las poblaciones que sufrieron el tsunami… pudieron levantar la cabeza y y reconstruir sus sus vidas. Este es de esperar que también Gaza pueda reconstruir su vida”, dijo el padre Romanelli.
“Que sea la paz en todo… que se pueda gozar un tiempo largo de paz entre Palestina, Palestina e Israel no es imposible”, dijo. Pero el sacerdote añadió: “Eso va a llevar mucho tiempo”.
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Paulina Guzik es editora internacional de OSV News. Síguela en X.