
El Inmaculado Corazón de María simboliza su amor puro y maternal, su fidelidad a Dios y su compasión por la humanidad.
Consagrarse a su Corazón significa buscar refugio espiritual en ella y desear acercarse más a Jesús a través de su intercesión.
En 1917, durante las apariciones de la Virgen María a los tres pastorcillos de Fátima, Ella pidió la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón. En particular, pidió la consagración de Rusia a su Corazón como condición para la conversión de esa nación y la paz mundial. Esta consagración ha sido realizada en distintas ocasiones por papas, entre los que destacan Pío XII (1942 y 1952), San Juan Pablo II (1984) y el papa Francisco, quien el 25 de marzo de 2022 consagró Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón.
El Inmaculado Corazón de María simboliza:
- Su amor perfecto y sin pecado hacia Dios y hacia su Hijo, Jesucristo.
- Su pureza interior, ya que fue concebida sin pecado original (dogma de la Inmaculada Concepción).
- Su dolor y compasión por los sufrimientos de Jesús y por los pecados del mundo.
- Su intercesión maternal constante por todos los seres humanos.
El Inmaculado Corazón de María es mucho más que una imagen devocional, es una llamada a la conversión, a la pureza de corazón y a la confianza en la misericordia de Dios. Es un camino seguro hacia Jesús y un refugio espiritual en el amor materno de María.
Como parte de esta festividad, se llevan a cabo actos de consagración al Inmaculado Corazón, misas, procesiones, novenas y ofrendas forales.
Oración de Consagración
Oh, María, Madre mía, yo me consagro enteramente a tu Inmaculado Corazón. Te entrego mi alma, mi cuerpo, mi vida, mis penas y alegrías. Guíame a tu Hijo Jesús, y ayúdame a ser fiel en todo momento a su Evangelio. Amén.