Maneras en las que una comunidad hispana pudo 'sentirse y ser Iglesia' durante la pandemia del COVID-19
By: Our Sunday Visitor
El 1 de marzo de 2020, Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, confirmó el primer caso de Coronavirus en este estado
(OSV News) — En junio, a más de un mes que Estados Unidos declaró oficialmente el final de la emergencia de salud pública a causa de la pandemia del COVID-19 en el país, católicos en Queens, N.Y., recordaron como el aferrarse a Dios los ayudó a pasar por momentos oscuros.
El 1 de marzo de 2020, Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, confirmó el primer caso de Coronavirus en este estado. Para el 1 de abril, el Departamento de Salud de Nueva York ya reportaba un total 45.707 casos por cuenta del virus y 1.374 muertes en el transcurso de un mes.
Para entonces Nueva York era conocida como el epicentro de la pandemia y se vislumbraba que la zona de Queens — que según la Oficina del Censo, en abril de 2020 la población en Queens alcanzaba los 2,4 millones de habitantes de los cuales cerca de la mitad eran inmigrantes — sería gravemente impactada por esta crisis. Un reporte del 1 de abril mostró que, de los cinco distritos de Nueva York, Queens registraba la mayoría de los casos de la enfermedad, con un 33% del total de los casos confirmados por el Departamento de Salud. Para el 13 de abril de 2020, medios como El País de España reportaban que las muertes por Coronavirus en Nueva York superaban las 10.000 (la mitad de las muertes en Italia por esa época).
Más allá de las cifras, el drama humano y el ambiente de incertidumbre que se vivía en las calles de Queens, antes de la pandemia llenas de gente y de comercios, era palpable en medio de tantas necesidades. Las enormes filas en las despensas de comida daban cuenta de eso.
Pero ¿qué papel jugó la fe en los hogares católicos en medio de esta crisis generada por la pandemia? Monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar emérito de Brooklyn y quien para entonces servía como Vicario de Asuntos Hispanos de la Diócesis de Brooklyn, dijo a OSV News que “los feligreses que estaban activos continuaron gracias a lo que hicimos con las redes sociales”. Y es que el auge de estas herramientas tecnológicas permitió a las comunidades parroquiales mantener ese contacto y avivar la fe de muchos gracias a la virtualidad.
Monseñor Cisneros, quien actualmente se encuentra retirado, pero continúa con su ministerio al servicio de la Iglesia, compartió que ver el video de una familia viendo la Misa a través de streaming durante la pandemia lo conmovió. “Se arrodillaban, hacían las oraciones, tal cual como lo hubieran hecho en la iglesia”, aseguró el obispo. “Gracias a las redes sociales, pudieron todos mantenerse en contacto con su fe y darles fuerza en esos momentos que fueron tan difíciles para todos”.
Por su parte, la madre María Amador, fundadora de la comunidad religiosa Predicadoras de Cristo y María, recordó aquellos días en el convento de la Iglesia San Bartolomé, ubicado en Elmhurst, Queens. Con el convento a la izquierda con una funeraria y el Hospital Elmhurst a tres cuadras, las hermanas oían a las ambulancias y helicópteros transportando a los enfermos constantemente.
“Podía ser a medianoche, a las 2:00 o 3:00 de la mañana y uno sentía los helicópteros en el oído”, dijo la madre María, quien recuerda que los carros fúnebres estaban siempre llenos y los féretros en el piso, una escena que se volvió tristemente común ya que las funerarias no tenían espacios debido a la cantidad de muertes por COVID en Nueva York.
El virus tocó de cerca cuando una de las hermanas de su comunidad se contagió a los pocos días de haberse decretado la cuarentena en la ciudad. “Hubo miedo, pánico y entonces al tener la experiencia vimos que mucha gente podría estar así”, dijo.
Para la madre María fue clave haber dispuesto de canales a través de los cuales los feligreses y los equipos pastorales pudieran mantener el contacto. Ellas aprendieron a usar Zoom durante el encierro. “Al comienzo la Misa virtual nos dio mucha paz porque al tener la Eucaristía, la parroquia se sintió conectada”, aseguró.
Durante esos largos meses de confinamiento ella, sus hermanas y laicos comprometidos organizaron un festival de arte y música, rezaban el Rosario y las vísperas, compartían momentos de predicación y de exposición del Santísimo, charlas con una sicóloga para mejorar el manejo de las emociones y hasta rutinas de estiramiento dirigidas especialmente a la población adulta mayor. De estos programas no sólo participaron feligreses de distintas parroquias de Brooklyn y Queens sino de diferentes países.
“Muchos luchando con los enfermos en los hospitales sin poderlos visitar y todo eso sirvió para que la gente llorara y tuviera un espacio de compartir ese desahogo y esas experiencias”, expresó la religiosa.
Norberto Saldaña sirve en varios ministerios y es líder de la Sociedad de San Vicente de Paul en la parroquia Santa Teresa en Woodside, Queens, habló de la fe y solidaridad de la gente en medio de la necesidad. “El food pantry lo mantuvimos abierto todo el tiempo con las debidas precauciones”, dijo, recordando las líneas de gente cuyos trabajos se vieron afectados por la crisis de salud. “Se le preguntaba a la gente qué necesitaba y se le preparaba la bolsa”, dijo.
Saldaña, quien sirve a su comunidad desde hace más de 20 años, destacó la ayuda de los voluntarios, del equipo pastoral, líderes de su comunidad y comerciantes que donaban comidas preparadas para las familias del área.
Al hablar sobre el impacto de la pandemia en la fe de la gente, Alejandro Aguilera-Titus, director adjunto de la Pastoral Hispana del Secretariado para la Diversidad Cultural en la Iglesia de la USCCB, dijo que a pesar de que no había mucha participación en persona por razones de salud, “si hubo un acercamiento, quizás al estar más conscientes de nuestra propia mortalidad”.
Durante la pandemia hubo varias formas en las que el pueblo hispano católico pudo de alguna manera “sentirse y ser Iglesia” y participar como Iglesia, que incluyó una “buena respuesta a la oferta virtual de la Santa Misa”, puntualizó Aguilera-Titus.
Él comentó a OSV News que muchos de los líderes hispanos — como en el caso de las hermanas de Queens — trabajaron en el proceso de hacer accesibles las herramientas virtuales para que sus comunidades tuvieran acceso a sus parroquias.
“El pueblo hispano tiene elementos de práctica de la fe que van más allá de la liturgia dominical y eso es una religiosidad popular que se practica en la casa. Están también los movimientos apostólicos, los cuales sabemos que durante la pandemia se reunían virtualmente”, agregó.
Él también aseguró que, según lo que comentaron líderes de ministerios, fueron justamente los hispanos los primeros en regresar a la Eucaristía y a las actividades pastorales presenciales una vez que las iglesias pudieron volver a abrir sus puertas. “Es en la Iglesia en donde nuestro pueblo siente un poco más de confianza y de seguridad en la sociedad estadounidense”, aseguró Aguilera-Titus.
La madre María concuerda que la crisis de la pandemia fortaleció este sentimiento. “Fue un tiempo de sentirnos acompañados unos con otros, de saber que la fe estaba allí y nos daba fortaleza, que el Señor estaba allí con nosotros en esos momentos tan difíciles”, dijo.