
No te conformes con menos; Dios está esperando transformar tu vida, dice el Papa a los jóvenes
By: Our Sunday Visitor
La Misa al aire libre, celebrada en el barrio romano de Tor Vergata, en las afueras de la ciudad, supuso la culminación de una semana de eventos con motivo del jubileo de la juventud

ROMA (CNS) — El Papa León XIV dijo a los jóvenes que la plenitud de la vida depende de la alegría con la que se acoge y se comparte la vida, a la vez que se vive con un anhelo constante de aquellas cosas que sólo vienen de Dios.
Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen con menos. Entonces verán crecer cada día la luz del Evangelio, en ustedes mismos y a su alrededor”, dijo en su homilía durante la Misa de clausura del Jubileo de los Jóvenes, el 3 de agosto.
La Misa al aire libre, celebrada en el barrio romano de Tor Vergata, en las afueras de la ciudad, supuso la culminación de una semana de eventos con motivo del jubileo de la juventud.
Se calcula que más de un millón de personas se congregaron en las 130 hectáreas preparadas para la Misa matutina, la vigilia de oración de la víspera y los cientos de miles de personas que durmieron durante la noche.
Tras aterrizar en helicóptero menos de 12 horas después de abandonar la vigilia vespertina, el Papa recorrió en papamóvil las zonas abiertas, salpicadas de tiendas de campaña y lonas, y repletas de jóvenes que le aclamaban, ondeaban la bandera de su país y, en ocasiones, le lanzaban camisetas y regalos.
“Buenos días”, dijo en seis idiomas desde el enorme escenario preparado para la Misa.
“Espero que todos hayan descansado un poco”, dijo en inglés. “En breve comenzaremos la mayor celebración que Cristo nos dejó, su presencia misma en la Eucaristía”.
Dijo que esperaba que la Misa de clausura fuera “una ocasión verdaderamente memorable para todos y cada uno de nosotros” porque “cuando, juntos, como Iglesia de Cristo, lo seguimos, caminamos juntos y vivimos con Jesucristo”.
En su homilía, el Papa destacó de nuevo la importancia de la Eucaristía, como “sacramento del don total de sí que el Señor ha hecho por nosotros”.
Es el encuentro con Cristo, el Resucitado, dijo, “que cambia nuestra existencia, que ilumina nuestros afectos, deseos y pensamientos”.
“También nosotros, queridos amigos, somos así; hemos sido hechos para esto. No para una vida donde todo es firme y seguro, sino para una existencia que se regenera constantemente en el don, en el amor”, afirmó.
Al igual que un campo de flores, donde cada pequeño y delicado tallo puede secarse, doblarse y aplastarse, dijo, las plantas son “reemplazados rápidamente por otros que florecen después de ellos; y los primeros se vuelven generosamente para estos alimento y abono, al consumirse en el terreno. Así vive el campo, renovándose continuamente”.
“Por eso aspiramos continuamente a un ‘más’ que ninguna realidad creada nos puede dar; sentimos una sed tan grande y abrasadora, que ninguna bebida de este mundo puede saciar”, dijo. Sabiendo esto, añadió, “no engañemos nuestro corazón ante esta sed, buscando satisfacerla con sucedáneos ineficaces”.
El Papa León instó a los jóvenes a escuchar ese anhelo y convertir esta sed en “un taburete para subir y asomarnos, como niños, de puntillas, a la ventana del encuentro con Dios”, que ha estado esperándonos, y que “llama amablemente a la puerta de nuestra alma”.
“Es hermoso, también con veinte años, abrirle de par en par el corazón, permitirle entrar, para después aventurarnos con Él hacia espacios eternos del infinito”, afirmó.
Hablando brevemente en inglés, el Papa dijo: “Hay una inquietud importante en nuestro corazón, una necesidad de verdad que no podemos ignorar, que nos lleva a preguntarnos: ¿qué es realmente la felicidad? ¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad?”.
“Comprar, acumular, consumir no es suficiente”, afirmó. La plenitud de la existencia “está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría”.
“Necesitamos alzar los ojos, mirar a lo alto, a las ‘cosas celestiales’, para darnos cuenta de que todo tiene sentido, entre las realidades del mundo, sólo en la medida en que sirve para unirnos a Dios y a los hermanos en la caridad, haciendo crecer en nosotros ‘sentimientos de profunda compasión, de benevolencia, de humildad, de dulzura, de paciencia’, de perdón y de paz, como los de Cristo”, dijo.
Evocando las palabras de San Juan Pablo II durante la vigilia de oración de la XV Jornada Mundial de la Juventud celebrada en el mismo lugar hace 25 años, el Papa León recordó a los jóvenes que “nuestra esperanza es Jesús”.
“Mantengámonos unidos a Él, permanezcamos en su amistad, siempre, cultivándola con la oración, la adoración, la comunión eucarística, la confesión frecuente, la caridad generosa, como nos han enseñado los beatos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, que próximamente serán proclamados santos”, dijo.
Deseando a todos un buen viaje de vuelta a casa, animó a los jóvenes a que “sigan caminando con alegría tras las huellas del Salvador, y contagien a los que encuentren con el entusiasmo y el testimonio de su fe”.