El arzobispo Salvador Piñero García-Calderón de Ayacucho o Huamanga, Perú, dijo a los fieles: “Y ahí está Jesús, en la hora de la cruz, abriéndonos el cielo que el pecado de Adán cerró”, en la Misa anual del Senor de los Milagros en la Catedral de San Patricio.  

El arzobispo García-Calderón fue el celebrante principal y homilista de la Misa que es una tradición peruana. La liturgia atrajo más de 2.000 personas la tarde del domingo, 20 de octubre.       

“Mis queridos hermanos y hermanas, con tremenda alegría hemos llegado a la Catedral de  San Patricio”, dijo el arzobispo visitante durante las palabras de bienvenida al comienzo de la Misa. “Jesús, tu cruz nos ilumina, nos perdona, nos acompaña en el camino”. Agregó que él y otras personas que viajaron con él desde Perú llegaron “con emoción para acompañar a nuestros hermanos y hermanas que han preparado esta fiesta”.                   

“Qué devoción tan sincera, pero qué profunda”, dijo el arzobispo García-Calderón sobre los siglos de reverencia peruana a la imagen del Señor de los Milagros. Benito o Pedro Dalcón (los estudiosos han debatido el nombre del artista), un africano esclavizado en Perú, pintó al Señor de los Milagros en el siglo XVII en Lima, Perú. Cristo está representado en la cruz, con el Espíritu Santo y Dios Padre arriba. A la izquierda está la Virgen María y a la derecha María Magdalena. Su nombre se originó en los siglos XVII y XVIII, luego de que los terremotos de 1655, 1687 y 1746 destruyeran la mayor parte de la ciudad, dejando solo el mural en pie.  

El arzobispo Garcia-Calderon agregó que la pintura original y las imágenes basadas en el original nos han estado “llamando a vivir como Iglesia… Señor, queremos salir y llevarte (las imágenes del Señor de los Milagros) con tu Evangelio de amor por la unidad de las familias, por la paz y la prosperidad de la sociedad”. Y destacó “el misterio de Dios”, el Padre que nos ha dado “la vida y este inmenso y hermoso universo… Y ahí está Jesús, en la hora de la cruz, abriéndonos el cielo que el pecado de Adán cerró”.     

Señaló que Cristo es “un emblema, un signo de amor” y que María “nos protege y acompaña en el camino”. El arzobispo también dijo: “Cuántas personas han migrado (aquí) en horas difíciles, pero se han sentido fortalecidos por la fe”.     

Más adelante en la homilía, habló de la importancia del domingo, “el día del Señor, el día de la Iglesia… Nosotros los que creemos en Jesús, hemos venido a escuchar Su Evangelio, que nos enseña a ser servidores sinceros; hemos venido a celebrar… y a crecer en el mandamiento del amor fraterno; esa es la importancia de que nos congregamos los domingos”. Señaló el significado particular de ese domingo de octubre, para un encuentro “lleno de piedad y tradición de nuestra patria”.   

Oswaldo del Águila, cónsul general del Perú en Nueva York, fue uno de los lectores. Ignacio Álvarez, presidente del Comité Arquidiocesano del Señor de los Milagros de Nueva York, pronunció las palabras finales de agradecimiento. El coro de la misa fue el Coro de la Iglesia Santa Ana, Brentwood, Long Island. Una imagen del Señor de los Milagros apareció en la procesión de entrada y estuvo en exhibición durante la Misa. En Perú, la Iglesia de Las Nazarenas se construyó alrededor de la imagen, y una réplica se lleva en una procesión anual en Lima, una de las reuniones católicas más grandes del mundo.